Marruecos robó mi corazón
Sabía que mi primer viaje sola sería inolvidable, lo que no tenia claro era si por lo bueno o por lo malo, metí en mi maleta todas mis ilusiones para hacer un viaje liberador y mis ganas de sentirme segura y cómoda en un espacio totalmente ajeno.
Escogí Marruecos porque siempre estuve enamorada de sus paisajes, de su estilo y su misterioso desierto, así que desde Madrid España empezó mi aventura en un vuelo que duró aproximadamente 2 horas hasta la ciudad de Marrakech.
Tenía muy claro mis planes en los próximos 5 días:
- Hospedarme en Riads
- Perderme en sus mercados
- Visitar los Palacios
- Probar su comida
- Conocer el desierto del Sahara (por supuesto)
Aunque llevaba la cabeza llena de incertidumbre y un poco de miedo nunca me sentí insegura, una vez que aterrice no había espacio para devolverme y algo me decía que todo iba a ser maravilloso.
Mi primera recomendación sin duda es hospedarse en los Riads que son casa enormes que pertenecían a gente de dinero y que hoy en dia se convirtieron en hoteles, conservan la esencia de Marruecos en su arquitectura, decoración, en la vibra que se siente al entrar al lugar, la gente es muy amable y lo bueno es que son espacios de pocas habitaciones lo que hace que sea aun mas acogedor.



Los mercados tienen todo para volverse loca, literal desde esas alfombras soñadas hasta el ruido y trafico del lugar.
Hay algo en Marruecos que hace que su estilo y diseño sea inigualable, cada detalle, cada color y cada forma hacen que destaquen todos sus rincones.


Marruecos también se ve espectacular de noche…!
El camino al desierto es pesado, Merzouaga en el Sahara esta a unas 10 horas de Marrakech por eso se duerme una noche en el Valle de las Rosas, son pueblos donde aun viven los Beréberes, es muy complejo entender su estilo de vida pero ese paso por todos esos lugares hace que uno se de una idea de su cultura.
Y el momento mas esperado de todos, encontrarse frente al Sahara…
Dormir en el desierto es de las cosas mas increíbles, el campamento está totalmente equipado pero ademas quienes lo atienden (hombres todos) hacen que el ambiente se vuelva algo mágico, nunca he visto un cielo mas estrellado, ni una fogata mas animada ni había sentido un silencio tan profundo como el de estar en medio de las dunas del Sahara.

Un viaje de auto confianza, aprendizaje y agradecimiento, quiero volver!