Completamente encantadora, extraña, medieval, extraordinaria, cualquier adjetivo se le quedaría corto. En algún momento dudé en que fuera uno de nuestros destinos, pero en hora buena si lo fue.
Llegar a la Ciudad Vieja de Praga es como entrar en un cuento, todo parece irreal, Castillos, Museos, parques, restaurantes y por supuesto arte en las calles.
Mi esposo, el mas paciente, me tomó mil fotos, pero no quería dejar de coleccionar cada lugar como recuerdo de una experiencia tan mágica y tan diferente.
Caminé sin parar y me sorprendí en cada rincón, como disfruté estar ahí!